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Organizaciones criminales detrás de la apropiación de terrenos del Club Alianza Lima

La mafia de Rodolfo Orellana- Guillermo Alarcón Menéndez (a) “Pocho” y las otras mafias de ex dirigentes, vendieron terrenos del Club Alianza Lima como propios.

Usar a Dios y a una supuesta iglesia evangélica es parte de la estrategia y de las estratagemas usadas para estafar y robar.
Usar a Dios y a una supuesta iglesia evangélica es parte de la estrategia y de las estratagemas usadas para estafar y robar.

 

Por: Oswaldo Carpio Villegas


Se han perdido miles de metros cuadrados por la corrupción. Falsas iglesias evangélicas que en realidad son organizaciones de fachada de organizaciones criminales que trafican terrenos, pretenden apoderarse de los terrenos del Estadio de Alianza Lima desde hace muchos años y han dado pasos concretos en pos del objetivo de “comprar” lo que para ellos es una pera en dulce: los terrenos del Club Alianza Lima.

En la apropiación de los terrenos del Club ha habido complicidad de funcionarios y autoridades de la Municipalidad de La Victoria, del propio actual alcalde, de notarios y de funcionarios corruptos de la SUNARP.

Las mafias usan todos los medios para robar. Orellana-Alarcón –ambos delincuentes en la cárcel por graves delitos penales- intentaron vender el Club Alianza Lima a la empresa Pegaso Chile, filial de Pegaso México. Luego formaron Pegaso Perú con la misma intención con el mismo objetivo. En esa oportunidad nos tocó frenar y luchar, junto a Andrés Pujazón líder de Alianza Lima, y un importante grupo de socios que nos apoyaron, para impedir este robo y saqueo institucional (con la organización criminal la deuda de Alianza Lima creció de 18 millones de soles a más de 30 millones en tres años). Impedimos la venta del Club y de sus terrenos que se encontraba muy avanzada: ya sea habían creado las empresas con las que se iba a “comprar” el club en el afán de apropiarse de los terrenos que están ubicados a muy pocos metros del mayor centro productivo y comercial de confecciones de Lima: Gamarra, como se conoce a esas manzanas en las que empresarios peruanos han construido una de las más grandes áreas productivas y comerciales de la capital.

Fueron derrotados, pero las mafias insisten en robar los terrenos del club que son el gran objetivo. Las mafias operan con una estrategia definida y conocida: es la misma estrategia de Orellana – Benedicto Jiménez – Alarcón: falsificar documentos de compra-venta; uso de notarios corruptos que avalan tales documentos, una red de testaferros y funcionarios sobornables de la municipalidad de La Victoria, de los Registros Públicos y otras entidades. A esta red han sumado a malos abogados y policías.
 

 

 

 

                 Los terrenos que hoy no son de Alianza Lima como el coso de toros adyacente, fueron vendidos como propios por ex - dirigentes que siempre actuaron como falsos benefactores y mecenas.                 

 

 

 


En realidad, lo que hicieron mientras tuvieron secuestrado al Club, además de manejar la contabilidad, la gerencia y la administración para “prestarse” dinero de terceros a altísimos intereses y coimear con las empresas proveedoras, hacer dobles contratos a los jugadores o robarse el dinero que le correspondía a los jugadores como sucedió con el dinero de Jefferson Farfán, el “Zorrito” Wilmer Aguirre y otros, fue vender terrenos del Club como si fueran de su propiedad.

Las malas leyes, la falta de control del Estado y de los propios directores que miraron hacia otro lado mientras se cometían estas fechorías son los responsables de la impunidad y del saqueo de las propiedades, el dinero, la buena fe y la pasión de los hinchas aliancistas.

A la perversión de las instituciones es preciso añadir la utilización del Arbitraje con el fin de usarlo a su favor. La organización criminal de Orellana – Benedicto Jiménez – Alarcón fabricó o amañó arbitrajes con árbitros comprados y laudos arbitrales preparados por ellos mismos. Esta tendencia a destruir las instituciones pervirtiéndolas es parte de la psicopatía y la sociopatía delincuencial. En Alianza Lima, perdieron un arbitraje y, cuando parecía que ellos habían perdido, se presentaron con un falso laudo de un falso arbitraje que buscó anular, judicializando, el verdadero arbitraje y laudo que perdieron.

Se debe detener e impedir la apropiación ilícita de los terrenos de la institución. El mal organizado en grupos criminales no puede lograr sus objetivos. Es imperativo impedir que la apropiación de los terrenos de la explanada de Alianza Lima se haga realidad.

Usar a Dios y a una supuesta iglesia evangélica es parte de la estrategia y de las estratagemas usadas para estafar y robar.

Siempre hay que estar alertas y defender lo propio. Los rateros están en todas partes. Hay una cultura de la corrupción, la falsedad, la mentira, la manipulación y la absoluta deslealtad. Cuidado.



 

 

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